jueves, 21 de noviembre de 2024


 VAL DE SAN LORENZO.


Invitados por los siete sabios llegamos a Val de San Lorenzo, uno de los municipios de la Somoza, la antigua Submontia. Una de las características más significativas de esta localidad es la fabricación de paños, mantas y otras prendas elaboradas con lana virgen. Val de San Lorenzo es un municipio rico en historia y leyendas, donde las tradiciones populares y folclóricas propias de la región maragata se han mantenido vivas. Aún resuenan los relatos sobre una abuela que descendía del Teleno cada invierno, ataviada con una capa multicolor de lana. Además, existía una curiosa tradición en la que las personas acudían a un santón cuando alguien se extraviaba en el monte o en otro lugar. En tales ocasiones, el ermitaño instruía a las mujeres para que rezaran a fin de descubrir el paradero del desaparecido. Si durante la oración se cometía algún error en las palabras, esto indicaba que la persona podría estar en peligro. Cuantas más confusiones ocurrieran, mayor era el riesgo; y si no se producía ninguna, se consideraba que la persona aparecería eventualmente.
A lo lejos, vienen caminando un abuelo y su nieto, quienes parecen estar inmersos en una animada conversación. El joven le pregunta por qué en la iglesia del pequeño pueblo se encuentra la figura de San Antonio. El anciano le dedica una sonrisa antes de responder. San Antonio es considerado un santo guía y un benefactor. Sostiene al niño en sus brazos y se le recita una oración cuando alguien pierde algo y desea hallarlo de nuevo. Nos sentimos afortunados de tener su imagen bajo el reloj de Antonio Canseco, el mejor relojero de la región maragata. A ambos lados del santo y el niño, hay dos leones que protegen su reposo, representando simbólicamente el sol, el mundo y el ciclo de la existencia. También son un símbolo del oro, y del antiguo pueblo astur que observaba el cielo estrellado, en busca de signos para predecir las estaciones y el futuro.





 VAL DE SAN ROMÁN.

 

El anciano y su nieto avanzan con calma, admirando el paisaje en el sendero que conecta una antigua mina romana con San Val de Román. Mientras caminan, comparten historias sobre lo que ocurrió en este lugar en tiempos pasados. Al llegar a la cima de Val de San Román, donde se encuentra la elegante iglesia, el abuelo sonríe y le entrega al nieto su bastón de roble. El sol marca su camino, y el calor del día modula el compás de la pareja. Sin necesidad de pronunciar una palabra, el abuelo de cabellos canosos hace un gesto con la mano, invitando a su nieto a unirse a él en la entrada del templo, donde busca el agradable refugio de la sombra vespertina. Tras beber un par de sorbos de agua, retoman su animada plática. Entonces, el abuelo le dice al joven: “En este lugar, los astrales Lorenzo y Román se enfrentan en una lucha por la fe, observando las tierras de Somoza, el antiguo territorio astur que fue romanizado a base de sudor, espadas y comercio. Muchos astures, impulsados por las legiones de Augusto, descendieron de las nevadas cumbres del Teleno en busca de conquistar esta nueva tierra." Legiones, que en su afán de equilibrio, buscaron sin descanso el "Decumanus" que proviene de duodecimanus, la línea de las doce horas entre la salida y la puesta del sol, de Este a Oeste. Esta línea geográfica, a modo de nuevo sendero de Anu, de Real Tar de Atón, de camino del barco de Horus, de recorrido del dios Apolo en su carruaje de fuego como cadena de Lugh, fue el signo de alianza entre las ciudades de Éfeso, Roma y el Finis Terrae, el fin de la tierra, el lugar donde según la tradición, el Sol poniente viaja hacia las entrañas de la Tierra para renacer nuevamente al amanecer. Y en un punto de esa sagrada línea se halla San Román. Lugar mágico, cargado de simbolismo y de misterio sobre una pequeña loma iluminada por el sol a la entrada del pueblecito de Val de San Román.
Nuestro santo Román nació a finales del siglo IV en la región de Bugey, en el departamento de Ain, y era hermano de San Lupicino. Proveniente de una familia adinerada, recibió su educación en la ciudad de Lyon, que fue llamada de Lugh, situada sobre las antiguas ruinas del pomerium romano. Ese lugar en la colina de Fourvière, flanqueada por el río Saona, había sido un centro de culto neolítico y un área de enterramiento. En el s. V fue conocido como el monasterio de Ainay y mencionado por Gregorio de Tours como Athanaco o Atanasio, en honor al erudito de Alejandría que se opuso a Arrio. Román estudió bajo la tutela de un sabio vate, San Sabino, hasta que, alrededor de los 35 años, decidió abandonar el monasterio para retirarse en soledad, igual que los druidas lo habían hecho siglos antes, en la poco poblada zona de Condalisco, Condat, donde actualmente se ubica la ciudad de Saint-Claude, en Jura. Las calcáreas montañas del Jura ya fueron refugio de pastores del Neolítico, los ritos chamánicos y druídicos dieron forma con sus ecos a los cantos y rezos de los nuevos cenobitas que buscaron refugio entre sus húmedas cuevas siendo también la morada del abad Román. En esas montañas, el agua omnipresente fue dando forma a un paisaje único, donde se formaron unas asombrosas cuevas subterráneas. En el año 444 el obispo san Hilario de Arlés (401-449) lo ordenó sacerdote. A partir de este primer establecimiento fueron surgiendo otros, llegando a formar una congregación. Román, uno de los llamados padres del Jura, murió el 463 y fue enterrado en Saint-Roman-de-Roche.



 

 
 
 
 

 
Este sábado a las 18.00h en La Comunal, inauguración de la exposición de acuarelas de Juan Ramón Alves Fernández (Juanra).


  https://www.noticiasastorga.es/el-pintor-leones-juan-ramon-alves-expone-sus-acuarelas-en-la-comunal-de-val-de-san-lorenzo/?fbclid=IwY2xjawGsdYxleHRuA2FlbQIxMQABHb4JbOY8KW73unIKzqzRy_AWIHi4V_Y5HFwbJmbzJ4kY3FHC5aPg8ZQyXQ_aem_sLULNn_jiMTYqGjh_cKj4g

viernes, 6 de agosto de 2021

Monasterio San Pedro de Montes. Montes de Valdueza. Acuarela.


 

Los lugares sagrados bretones en Galicia. Acuarelas.





    San Martín de Mondoñedo, Santa María de Bretoña, el Santuario de Nuestra Señora de la Barca y la Iglesia de San Clemente de Morás son parte de una extensa lista de lugares de culto sagrados para los britones en Galicia. Actualmente, se conserva muy poco de estas estructuras religiosas britonas; solo quedan recuerdos en pequeños detalles de piedra y estructuras de la antigua fábrica. En muchos casos, el abandono, la mala calidad de la piedra o su reutilización para otros fines han hecho que se pierdan las huellas de estos misioneros, quienes transformaron las costumbres y la religión de su época. Fueron cruciales en el noroeste de España, desde su llegada y durante la reconquista por los reyes astures.

jueves, 17 de junio de 2021

EL CAMINO DE ESPERAUTA.

    La llegada de los musulmanes en el 711 no parece haber dejado muchas huellas en el norte de Galicia. Tras asolar Lugo, avanzaron hacia Asturias, destruyendo a su paso la sede britoniense. Los primeros monarcas asturianos protegieron ese flanco occidental sometiendo a los habitantes y pactando el vasallaje de los grandes señores, propietarios de las tierras del noroeste gallego.

    La conexión con la vía Asturica Augusta y Lucus Augusti fue vital para la expansión de los reyes de la Reconquista. Al trasladar la sede de Cangas de Onís a Pravia, se movió el eje de la Reconquista, controlando el flanco por donde las incursiones musulmanas se sucedían descontroladamente, además de afianzar territorialmente un espacio, el gallego, que tomaría vital importancia en la creación del Camino de Santiago. Ese control del espacio occidental favoreció la entrada de órdenes religiosas, como la de San Fructuoso, muy activas ya en la zona berciana y en los Ancares. Los monarcas consideraron fundamental para el control territorial el asentamiento de monasterios, centralizando los oratorios y cenobios, muy abundantes en esa época, pero de ninguna orden adscrita. La zona entre el Eo y el Masma corresponde a un espacio territorial donde el monarca Silo cuidó de seguir con la estructura abad/bretona como diócesis, donando los terrenos a un abad llamado Sperauta, quien probablemente tenía más monasterios adscritos a la orden fructosiana en la comarca de Triacastela y del Bierzo.

    En el Liber Itacci, que se refiere a la división de los obispados según la división de Wamba, se menciona que en relación con la diócesis de León se encuentran los siguientes territorios en Galicia: “infra fines Galletiae… Tria Castella, Urtures, Dauncus, Cancellata, et Nuiam…”. Todos estos territorios, mencionados en el documento, fueron otorgados por el rey Ordoño II a la diócesis de León junto con los terrenos de la costa lucense. En un documento del año 916, se asignan a la diócesis de León las iglesias lucenses de Valcarcel, Balbona, Tria Castella, Cervantes, Navia, Virico, Arbosola, Soarna, Travesos de Fraxino, Ibias Ambas, Ansegos y Neiro. Pertenecieron a la diócesis de León tanto las iglesias entre el Eo y el Masma como las de Triacastela.

    La sucesiva conquista de tierras por parte del monarca Silo en las tierras lucenses permitió la entrada de esta orden y de los abades adscritos a ella.



viernes, 16 de abril de 2021

LA CULTURA DE SILO. ENTRE EL EO Y EL MASMA.



 Quedarse en lo conocido por miedo a lo desconocido, equivale a mantenerse con vida pero no vivir.

     Esta obra es el resultado de mis experiencias y viajes por la región de A Mariña lucense, específicamente en el municipio de Barreiros, donde he descubierto sus hermosos paisajes y rincones.


La cultura y tradición de un pueblo se entrelazan con la historia y los mitos, transmitidos durante décadas entre sus habitantes, convirtiendo la visita a estos lugares en una fuente inagotable de crónicas. La lectura de estas páginas busca abrir la puerta al análisis de esos mitos y leyendas, basándose en los estudios y relatos de prestigiosos historiadores y especialistas. En muchos casos, las crónicas son la única fuente histórica a la que podemos acudir para interpretar y recordar el pasado. El libro está escrito desde una perspectiva histórica, pero con un acompañamiento continuo sobre los términos más complejos, haciendo el viaje agradable y comprensible, convirtiendo la lectura en una experiencia amena y didáctica. Su lectura acercará al aficionado a la historia a una de las etapas más oscuras desde el punto de vista documental: la Alta Edad Media. En este viaje, nos acompañará uno de los monarcas asturianos menos conocidos, el rey Silo, quien, junto con su diploma, nos irá revelando los secretos de su cultura. El viaje comienza así: Nos encontramos en el siglo VIII, cuando el monarca astur Silo, el 23 de agosto de 775, dona a través de un documento llamado diploma unos terrenos situados entre los ríos Eo y Masma en Lugo a un grupo de monjes y un abad llamado Esperauta.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Sede Britoniense. Acuarela.


 

BRETONES EN HISPANIA.

Los bretones de Hispania fueron un grupo étnico de origen celto-británico que se estableció en el noroeste de la península ibérica durante los siglos V y VI. Su tierra natal, la provincia romana de Britania, se había vuelto cada vez más hostil debido a las invasiones de los pictos, los escotos y, especialmente, los invasores germánicos. Esto los obligó a huir y buscar una nueva patria más allá del mar. Los bretones hispanos se asentaron principalmente en Galicia y la zona occidental de Asturias, aunque también podrían haberse instalado en la región de la Somoza maragata y en el Bierzo leonés.


Se establecieron en las costas septentrionales de la península ibérica, donde fundaron un obispado, el de Britonia (actualmente Santa María de Bretoña, en Pastoriza), y un monasterio, el de Máximo (Basílica de San Martín de Mondoñedo, en Foz). Esta sede fue mencionada por primera vez en las actas del Concilio de Braga de 561, donde se cita la presencia de un obispo llamado Maliosus, y en los documentos del Concilio de Braga de 572, donde aparece el mismo obispo, cuyo nombre se transcribe como Maeloc o Mahiloc. Al parecer, dicho obispado se estructuraba siguiendo el modelo de las iglesias célticas de las Islas Británicas y Bretoña, con un obispo que también era abad.


sábado, 12 de diciembre de 2020

LANCIA. CAPITAL DE LOS ASTURES.

 











LANCIA. CIUDAD ASTUR Y ROMANA.
Lancia era la ciudad más importante de los astures y es considerada por algunos autores la capital de los mismos.
La vida del yacimiento antes de la época romana puede resumirse por los materiales aparecidos del Paleolítico Inferior, Neolítico Final y primeras fases de la Edad de los Metales, y Segunda Edad del Hierro.
Su ubicación explica la elección de este cerro por su fácil defensa, al encontrarse elevado sobre las llanuras aluviales de los valles de los ríos Esla (llamado Astura por los romanos) y Porma.
Ptolomeo la nombra como una más entre las ciudades de los astures y Plinio el Viejo menciona a los lancienses como pueblo dentro de los astures,).
Los astures, puesto su campamento junto al río Ástura, hubieran derrotado a los romanos con grandes proyectos y fuerzas de no haber sido éstos prevenidos y puestos sobre aviso. Intentando destruir por sorpresa a los tres legados, con sus tres legiones y divididos en tres campamentos, con tres frentes de ejército, fueron descubiertos por una traición. Después, Carisio, atacándolos, los venció en una batalla, produciéndose bastantes muertes en el lado romano. Parte de ellos (los astures), escapándose en la lucha, se fueron a refugiar a Lancia y, como los soldados preparasen incendiar la ciudad ya cercada previamente, el general Carisio pidió a los suyos que desistiesen de incendiarla y exigió a los bárbaros una entrega voluntaria. Con gran interés intentaba dejar la ciudad íntegra e incólume como testigo de la victoria.
Orosio, Hist., VI, 21, 9-10.
Estos astures, quizá pertenecientes a la tribu de los zoelas, acudirían en ayuda de los lancienses ante el hostigamiento de las tropas de Carisio. Su número debería ser lo suficientemente grande como para atreverse a lanzar un ataque a tres campamentos romanos. Seguramente descendían de las laderas del Teleno, monte sagrado para los habitantes de la zona. Sin embargo, la traición de los habitantes de Brigaecium, recién tomada por los romanos, hizo que estos astures zoelas fueran derrotados por los soldados de Publio Carisio.
Lancia siguió adelante durante el siglo I d.C., presumiblemente con los astures que no habían huido antes de la entrada de Carisio y que se sometieron finalmente a Roma. De hecho, a comienzos del siglo II d.C. se aprecia una mejora económica que seguramente tiene que ver con la obtención por parte de Lancia del título de municipium a finales del siglo anterior, durante la dinastía Flavia.
Su fertilidad constituía sin duda la base de la economía agropecuaria de la ciudad. Su superficie es llana pero con una prolongada inclinación desde el noroeste al suroeste. Se encuentra a 840 m, de media, sobre el nivel del mar. La superficie coincide con los restos de una terraza del río Esla de época Cuaternaria, correspondiente a un tercer nivel situada a +40 m. Su situación coincide con las coordenadas 5º25’47” de longitud Oeste y 42º31’45” de latitud Norte.
Grafito /papel y fotografías de la ciudad de Lancia. Villasabariego. León.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

MAGNO CLEMENTE MÁXIMO.


 

    Las leyendas medievales lo describen como uno de los primeros reyes británicos, considerado un héroe nacional en Gales y una de las inspiraciones para las leyendas del Rey Arturo. Este era el personaje que vivió en la Gallaecia y fue Emperador, Magno Clemente Máximo.

A finales del siglo IV, la época de esplendor y gloria de los césares del Imperio Romano había quedado atrás. Faltaba un siglo para que Roma alcanzara su ocaso. Nació en la familia aristocrática de los Flavios, siendo hijo del general romano Flavio Julio Eucherio, sobrino de Flavio Julio Honorio y primo del futuro emperador Teodosio, alrededor del año 340.

En 368, junto a su patronus y pariente Teodosio el Joven, marchó a Britania para participar en la campaña que rechazó una invasión de varios pueblos bárbaros, defendiendo el Muro de Adriano, la frontera norte, en lo que Amiano Marcelino llamó la “Conspiración Bárbara”. Allí cimentó gran parte de su prestigio personal al participar activamente en la campaña de manera destacada, aunque los detalles son desconocidos. Durante estos años, estableció fuertes lazos con la población britana y pasó a formar parte de la leyenda del Imperio al convertirse en soberano de Occidente.
La política religiosa de Máximo se caracterizó por una firme defensa del credo Niceno, establecido por el Concilio de Constantinopla en 381 d. C. El evento más notable de su política religiosa fue el proceso conocido como los Juicios de Tréveris contra los priscilianistas, que culminó con la ejecución del líder de la secta, Prisciliano, y algunos de sus seguidores. A pesar de esto, Máximo mantuvo buenas y estrechas relaciones con la Iglesia, y solo se le ha criticado su manejo del asunto priscilianista, especialmente por el clero galo. Su enfrentamiento más severo fue con Ambrosio de Milán, quien, además de censurar la ejecución de Prisciliano, defendía los intereses de Valentiniano II, emperador en Milán. Destacan las excelentes relaciones con Martín de Tours, quien lo visitaba con frecuencia, entre otros motivos, para interceder por Prisciliano y por aquellos que permanecían leales a Graciano, a quienes Máximo siempre trató con respeto, hasta el punto de compartir mesa con él y su esposa en numerosas ocasiones.

La política de Magno Máximo buscaba controlar todo el Occidente pero el plan fracasó debido a la oposición de la Corte de Milán y de Ambrosio. Teodosio no se unió a las pretensiones del usurpador, que solo lo fue al principio; ya que después del acuerdo de Verona en 384, se convirtió en usurpador al invadir Italia.
Según la “Historia de los reyes de Britania” de Godofredo de Monmouth, que es la base de muchas leyendas inglesas y galesas, Máximo fue rey de Britania. En el relato del “Mabinogion Breuddwyd Macsen” (El sueño de Macsen Wledig), se menciona que la esposa de Máximo era la hija de un poderoso jefe britano de Segontium, en la región de Caernarfon, en el norte de Gales, conocida como Elena de Caernarfon. A Máximo se le atribuye la colonización de Armórica, que llevó a cabo con los soldados que trajo desde Britania.
El destino de su familia es desconocido, aunque parece cierto que, además de su esposa e hijas, le sobrevivió su madre, quienes fueron perdonadas por Teodosio. Es probable que se pueda seguir el rastro de algunos de sus descendientes.
Su hijo y colega en el trono, Flavio Víctor, fue asesinado por el general Arbogastes poco después de su padre, por orden de Teodosio.
Su hermano Marcelino, que ya ocupaba un puesto importante durante el gobierno de Graciano, sirvió bajo las órdenes de su hermano y probablemente murió en alguna de las batallas libradas contra Teodosio.
Su hija Severa es conocida por una inscripción de la época altomedieval, procedente de Gales, llamada el Pilar de Eliseg, donde Severa aparece como la esposa de Vortigern, rey de los bretones. Sus descendientes dieron lugar a la dinastía Gwerthernion, que gobernaría el reino de Powys en Gales.
Otra de sus hijas, cuyo nombre es desconocido, fue esposa de Ennodius, procónsul de África en 395.
Su nieto, Petronio Máximo, fue otro emperador con un trágico final. Tras gobernar Roma durante 77 días, murió lapidado el 24 de mayo de 455. Entre otros posibles descendientes se encuentran Olibrio, quien fue emperador en 472, así como varios cónsules y obispos, como san Enodio, obispo de Pavía entre 514 y 521. Sin embargo, aparte de Marcelino, Flavio Víctor y un tal comes Víctor, que podría ser su tío, los demás nombres mencionados son solo suposiciones no completamente verificadas históricamente, aunque gran parte se basa en tradiciones posteriores. Otra leyenda afirma que san Ilidio de Clermont curó a una de sus hijas poseídas. Además, las leyendas medievales lo sitúan como uno de los primeros reyes británicos, considerado un héroe nacional en Gales y uno de los inspiradores de las leyendas del Rey Arturo.

LA LEYENDA

Alrededor del año 1135, Máximo ya era un personaje legendario, pero se volvió épico cuando Geoffrey de Monmouth publicó su “Historia de los Reyes de Britannia”, que sirvió de base para gran parte de las leyendas inglesas y galesas. En ella, se narra que un emperador romano fue rey de Britannia, ya que su esposa era la hija de un poderoso jefe britano. Se considera a Máximo ese emperador, aunque, al igual que las leyendas de Arturo, el personaje legendario podría combinar elementos de distintos personajes históricos. En esta obra, Arturo, al ser preguntado por qué Roma debería someterse a él, justificaba su derecho afirmando ser descendiente de Máximo y Elen.
Otra obra publicada 200 años antes que la anterior “Historia Brittonum” transforma la leyenda de Máximo, convirtiéndolo en uno de los fundadores de la historia galesa. Es considerado un héroe nacional de Gales, tanto que varios reyes medievales, al igual que Arturo, afirmaban ser sus descendientes. Así, un personaje de la Gallaecia llegó a ser Emperador de una de las mayores superpotencias de la historia y se convirtió en una figura legendaria, a la que incluso el Rey Arturo deseaba tener como pariente. Esta es la historia de un personaje legendario que fue Emperador: Magno Clemente Máximo.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Las fundaciones monásticas.


    La corona y la iglesia han caminado de la mano hasta casi el siglo XIX. Además de construir castillos o palacios, los reyes y reinas que gobernaron los reinos españoles también quisieron dejar su legado fundando monasterios y conventos
    
    Hoy en día, muchos de estos lugares siguen relacionados con el patrimonio real dentro de la red de patrimonio nacional que los gestiona, mientras que en otros solo queda el recuerdo. Visitar estos cenobios permite repasar la cronología de los reyes de la historia de España, destacando algunas de las fundaciones monásticas reales que se recogerán en el libro CULTURA, centradas en los monarcas que protagonizan esos fascinantes capítulos medievales. Es un paseo por el misterio que envolvieron la creación y desaparición de los monasterios primitivos, un viaje por la cultura de un país que estaba asentando su política social.

San Martin de Dumio.


 San Martín de Dumio:  Obispo de Braga y apóstol de los Suevos. 

    Un monje húngaro contemporáneo de San Benito, considerado el primer evangelizador de Galicia, llegó a la región en el año 550, comenzando su labor en Ourense. Se le atribuye la fundación de monasterios primitivos como San Pedro de Rocas, Francelos, Samos y Franqueira, entre otros. Fue el fundador del monasterio de Asís y nombrado obispo de Braga antes del año 570. Fue sepultado en el monasterio de Asís.


Dedicó su labor a evangelizar y combatir la herejía priscilianista. Desde su monasterio, que convirtió en un centro de difusión y cultura espiritual cristiana, sentó las bases para futuras reformas monásticas. Formuló el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Hombre de fe inquebrantable e incansable, sus doctrinas serían escuchadas por San Fructuoso.


Fueron tiempos de cambios y transformaciones, siglos en los que se asentaron las bases del actual sistema social, político y religioso de lo que posteriormente serían los reinos en la península ibérica. Personajes clave que cambiaron el rumbo de los acontecimientos, transformadores con una gran identidad y personalidad.


Es curioso observar que todas estas figuras habían nacido en familias acomodadas y cómo abandonaron los placeres para recoger el testigo del trabajo con una fe casi inquebrantable, transformando mentalidades y generando movimientos a nivel mundial. 


Posteriormente, sus ideas fueron observadas por numerosas iglesias y monasterios. Estos personajes son fundamentales para entender lo que ocurrió después en las tierras al oeste de Asturias. En el año 775, el rey Silo donó unos terrenos entre el Eo y el Masma a un grupo de clérigos y conversos a través de un abad. Este abad, llamado Esperautano, sin duda fue un seguidor de las reglas de San Fructuoso, discípulo de San Martín de Dumio.


Comprendiendo cómo vivían en esa orden, donde la austeridad era clave, podremos empezar a desentrañar sus secretos olvidados. El tiempo y el olvido son los llamados a investigar las claves de numerosas fundaciones de capillas e iglesias entre el Eo y el Masma. La fundación de un monasterio como instrumento de fe, para la salvación del alma del rey donante Silo, será objeto de estudio y arrojará luz sobre los oscuros acontecimientos de esa época. El famoso diploma nos guía hacia un fascinante mundo cultural de la alta Edad Media. El libro CULTURA irá revelando estos secretos con la sensibilidad de un observador atento al comportamiento humano de sus personajes.

Sin duda un fascinante viaje por el pasado al que vamos a ver mucho más cerca.!!! 

miércoles, 2 de diciembre de 2020

DIPLOMA DEL REY SILO.



 

El diploma del rey astur Silo, datado en en el 23 de agosto del 775, está considerado como el primer documento español conocido, concretamente el documento más antiguo de la cancillería altomedieval del reino Astur y, por tanto, el más antiguo conocido en la Península Ibérica. Es una donación real a unos monjes de propiedades en el este de Lugo, entre los ríos Eo y Masma, con el fin de que funden un monasterio. 

Silo. Acto importante y virtuoso es hacer donación de un lugar de residencia por la salvación de mi alma a los hermanos y siervos de de Dios Pedro, presbítero, Alante, converso, Lubino, converso, Avito, presbítero, Valentino, presbítero, demás hermanos que se encuentra en el mismo lugar, y a quien Dios allí llevare, porque esos siervos de Dios nos besaron los pies para que yo les donara un lugar de oración en nuestro cellario, que está entre el Eo y el Masma, entre el riachuelo Asanzas y el Meira; lugar llamado Lucis, que limita con la villa donde habitó nuestro colmenero Espasando, Piago Negro, junto al monte llamado Faro, Pedras Albas, la laguna hasta otra laguna y el mojón, la laja, el villar llamado de Desiderio, el arroyo llamado Alesancia, otro mojón que está hincado en el monte sobre Tablada, y la calzada que corta el límite hasta el lugar llamado Arcas y el arroyo llamado Gomeso, con todas sus entradas y salidas, dos castillos con todos los servicios que le son debidos, montes, helechales, construcciones en ruina que allí hay, y todo el ejido.

Todo lo arriba indicado dono y concedo a vosotros y a Dios por mediación de nuestro fiel hermano el abad Esperaután, para que oréis pro la salvación de mi alma en la iglesia que allí se edificare. Sea todo ello quitado de mi dominio, confiado y confirmado en el vuestro, y poseáis vosotros todo de modo firme e irrevocable vosotros. Y que, aquéllos a quienes Dios condujere a profesar en este santo lugar, lo reivindiquen [asistidos] por todo el derecho que les confiere mi oposición [al quebrantamiento de esta carta], tengan capacidad legal para reclamarlo judicialmente y lo defiendan de todo hombre.

Y si después de este día alguien pretendiere inquietarles por [la propiedad de] ese lugar y todo lo que está escrito, en primer lugar sea apartado de la sagrada comunión, quede expulsado de la comunidad cristiana y de la Santa Iglesia, júzguesele merecedor del castigo del traidor Judas, y alcáncele tal pena divina que todos cuantos la vean se atemoricen y cuantos la escuchen se estremezcan.


Hecha la carta de donación el día 23 de agosto de la era 813 [año 775]. 


Esta es una de las muchas traducciones del diploma de Silo. En muchos casos, son interpretaciones, ya que no está escrito en perfecto latín, sino en una evolución cercana al romance. En él, podemos apreciar varios aspectos destacados. Primero, no se observan rasgos de ostentación de poder; ni siquiera menciona que Silo fuera rey o gobernante, ni en la titulación ni en la posterior suscripción. Segundo, la brevedad del texto y el pequeño tamaño del documento para ser un escrito de cancillería sugieren que podría ser una copia realizada posteriormente para los monjes.


Su relato descriptivo, conciso pero preciso, se centra en los aspectos más significativos del lugar a donar. Parece que Silo conocía perfectamente la zona donada y la describe con detalle. Ríos, lagos, montes, vías, estructuras naturales (como el monte llamado Faro, el monte sobre Tablada, el lugar llamado Arcas, Pedras Albas) y construcciones antiguas (la calzada, otro mojón, la laja, el villar llamado de Desiderio, dos castillos, construcciones en ruina, la villa, nuestro celario) se reflejan en el diploma para delimitar el terreno. Además, conoce a los habitantes del lugar y los nombra (Desiderio, Espasando). Su celario (almacén) nos ofrece otra pista sobre la importancia que el lugar tenía en sus posesiones. El diploma, con aparente sencillez, recoge perfectamente las normas del derecho de la época. Para los redactores de los diplomas medievales, las fórmulas eran cruciales por su valor jurídico, hasta el punto de que la ausencia de alguna podía invalidar lo dispuesto en el diploma. Si hacemos un símil con la justicia actual, las fórmulas cumplirían una función similar a la de las partes protocolarias en las sentencias y resoluciones. Por lo tanto, eran imprescindibles dado el carácter jurídico de los diplomas medievales.


La estructura del texto es la siguiente: fórmulas de protocolo, del cuerpo del texto, del escatocolo, de la data y de la referencia al escriba.


El diploma ofrece muchas pistas en sus pocas líneas. Su resumen y precisión son evidentes, invitándonos a resolver el enigma de la ubicación del monasterio. Como se puede ver, no especifica el lugar donde los monjes debían construir el monasterio; esa indicación se la otorga al Abad Esperaruta, a quien se le hace la donación del coto. Silo continúa creando misterio y juegos de palabras, como en el caso de la piedra encontrada en Pravia (La piedra laberíntica del rey Silo), que han estudiado historiadores, filósofos, matemáticos, artistas, etc. El diploma encierra mucho más que una cesión de terrenos (pro anima) para la salvación del alma; guarda en silencio un mayor tesoro: LA CULTURA DE UNA ÉPOCA.

martes, 1 de diciembre de 2020

El Monasterio Esperautano,


 

    El punto de partida para entender el tema debe situarse en la invasión bretona del siglo VI y la expansión del Monasterio de Máximo. Estos bretones llegaron al norte de Galicia y Asturias, estableciendo el monacato celta y desarrollando formas políticas con una cierta identificación entre el poder político y religioso. Algunos autores han justificado esta identificación en la estructura tribal celta primitiva y la importancia de los jefes religiosos o druidas en la dirección del grupo. Sea como fuere, en los textos Ytacianos y los viejos parroquiales, la sede Britania incluía las iglesias desde Buscas hasta Torrentes y de Occova hasta Theella. Inicialmente, la sede Britonia no era una sede normal. Sus priores no estaban vinculados a ningún palacio que impusiera la autoridad de un obispo. En lugar de un palacio, había un monasterio, y en lugar de un prelado, un prior. El monasterio se llamó de Máximo y fue célebre con ese nombre. El prior también era obispo, aunque no siempre se consideraba imprescindible siempre que estuviera acompañado por personas piadosas y sabias para sus decisiones y órdenes. En el año 461, a mediados del siglo V, Mansuetus ya firmaba con su cargo en el Concilio de Tours como Mansuetus. Luego, consta en sus actas como Episcopus Britannorum. Este obispo era un bretón de la primitiva Armórica, diferente de los que llegaron posteriormente durante el siglo V, a los que nos hemos referido antes. Las personas que llegaron a Galicia desde la Bretaña insular lo hicieron mucho más tarde, alrededor del año 530. El Códice Emilianense de la Crónica de Albelda aún menciona a Villania de Britonia como una de las sedes de Galicia. Por lo tanto, estos monjes de Britonia estuvieron más de tres siglos bajo Ribadeo, cerca del límite de Asturias, para predicar a Cristo y establecer centros de perfección benedictina en cualquier rincón de sus campos asturianos y gallegos donde se les presentara la oportunidad. La increíble popularidad que alcanzaron estos monjes por su dedicación fue expresada por Polanio, abad del Monasterio de Pedroso, quien en ese momento proclamaba la excelencia del Monasterio de Máximo: “Recordad, hermanos, que estos monjes son como los ángeles de Dios. Visten solo un saco, pero llevan sobre sus hombros el Reino de los Cielos en la tierra”.


 


Con la llegada de la regla de San Benito en toda Europa occidental, se sistematiza la organización de estos primitivos eremitorios celtas y la organización religiosa. En el Parroquiale Suevo, objeto de estudios críticos sobre su autenticidad, se menciona: Al monasterio de Máximo corresponden las iglesias en los grupos bretones y en Asturias. Y que en Asturias están. En el artículo de C. Cabal, “Un nuevo punto de vista de la fundación de la Ciudad, Oviedo Año XV Boletín del Instituto de Estudios Asturianos en centenario de la Fundación de Oviedo”, se explica la expansión de la comunidad monástica bretona mediante un acuerdo entre las comunidades gallegas y asturianas que resisten la invasión musulmana. Al parecer, el Rey Silo poseía importantes tierras en la región de Galicia donde se concentraba esta comunidad monástica. También es en este periodo, tras las primeras incursiones musulmanas, cuando la comunidad comienza a recuperar sus posiciones iniciales, lo que lleva a una confrontación de intereses que, como veremos, sustentan las bases del incipiente Reino Astur.

 

    El Rey Silo viajó a Galicia para someter a las poblaciones que deseaban separarse del único poder político cohesionado existente hasta entonces. También la unidad religiosa en el pequeño reino que surgió con la fuerza de sus montañas contra las invasiones desde las tierras conquistadas, era una necesidad ineludible para la seguridad. Al llegar Silo a su coto en Lucis para organizar sus asuntos, siendo el abad elegido Esperauta, se presentaron los presbíteros Pedro Avito y Valentino, acompañados por dos conversos, Lubino y Aleuto, quienes abandonaron recientemente sus devociones paganas. Durante estas negociaciones, a cambio de su apoyo en tierras lucenses, el abad Esperautano pidió a don Silo que les concediera tierra para fundar un monasterio y trabajar en común. El monarca asturiano accedió y localizó la tierra entre el Juve y el de Massena (Eo y Masma), mencionados. El primer abad, Esperauta o Esperautano, forma que se utilizó igualmente con Fromistano y Frómista, el primer abad de San Vicente de Oviedo, el mismo monasterio del que tomó el nombre. Se cuenta que los monjes que habitaban el Monasterio de Máximo llegaron a ser tres mil. No cabe duda de que don Silo los favorecía en sus planes, y así, cinco años después de donar sus tierras cerca del Eo para la fundación por Esperautano, se procedió a la fundación de un nuevo monasterio. Adelgarter, que se dice hijo de Silo en Obona, fundó en el mismo Ovona otro instituto de monjes benedictinos. La fundación se realizó en el año 780, y solo un año después, en 781, Fromestano llegó a Oviedo con un grupo de monjes que establecieron los cimientos de la ciudad. Los benedictinos realizaron una labor inmensa en Asturias y Galicia, cuyo testimonio elocuente es la dedicación de numerosos lugares a San Martín de Tours, un santo admirado por los monjes. Entre estos lugares se encuentran San Martín de Mondoñedo, San Martín de Durmió, San Martín de Pesoz y San Martín de Cornellana. También existía un San Martín en Salas, otro en Siero, uno en Collera, otro en Besulio y otro en San Martín de Oscos. San Martín fue nombrado patrón de numerosas iglesias, especialmente entre el Miño y el Mondego, donde ocupa el primer lugar como patrón, solo superado por Nuestra Señora. Sin duda la colaboración entre el poder político astur y estos monjes de ascendencia bretona, fue fundamental para el inicio y desarrollo del reino Astur, agrupando a los habitantes en pequeñas comunidades.

    Un misterio que sigue hoy en día sin resolver, es el lugar de construcción del monasterio de Esperauta. El abad al que el rey Silo otorgó los terrenos y propiedades entre el Eo y el Masma, para que rezaran por su alma aún se encuentra en la niebla del misterio. Silo conoce el lugar donado, describiéndolo con detalles propios del que ha recorrido muchas veces los rincones, caminos y rios. Es una donación llena de sentido práctico y de trascendencia. Importa y mucho como la población sigue fiel a las enseñanzas y credos de la incipiente iglesia de la reconquista. La obra de San Martin de Dumio (obispo de Braga) y de su discípulo San fructuoso del Bierzo tendrían mucha importancia tanto en la creación y fundación de monasterios como el asentamiento de las reglas monásticas de aquella época, donde los cenobios eran de tipo familiar.

     Así pues nos encontramos en la necesidad de asentar la población y de reconducir las almas de sus habitantes muy ligados a los cultos ancestrales celtas y precristianos.

     Muchos son los misterios que envuelven esos oscuros años en donde el monasterio de Esperauta tanto trabajó por la fe, fundando numerosas iglesias y santuarios, Dada la importancia que tuvo que tener en esa época, es extraño tener tan poca referencia escrita de la existencia del citado monasterio. No queda edificio ni rastro alguno de los muros de la comunidad de monjes. Solo algún vestigio en algún escrito citándolo y algún otro en piedra que quizás sea revelador, y que en el futuro dará luz en un libro sobre los personajes que envolvieron ese monasterio. Celtas, romanos, suevos, visigodos...han estado presentes en el lugar dejándonos pistas de lo que buscamos. Silo solo nos ha vuelto a recordar cual es verdadero tesoro con su diploma. LA CULTURA.


lunes, 30 de noviembre de 2020

REY SILO.


 

    El Diploma del Rey Silo no es solo un testimonio evangelizador de un grupo de monjes entre el río Eo y el río Masma. Es mucho más que un simple escrito. A través de él, se puede viajar a la época altomedieval y vivir como lo hicieron sus habitantes. Solo hay que tener paciencia y sensibilidad para ponerse en el lugar de esos hombres y pensar como quizás ellos pensaron.


"Es un secreto que lleva siglos escrito y el monarca Silo nos muestra el camino para descubrirlo".


    La primera mención de este diploma, perteneciente a la Colección Diplomática de la catedral de León y conocido como el Diploma Silonis regis, aparece en la primera edición de La España Sagrada del P. Flórez, publicada en 1764. Desde entonces, muchos estudiosos se han ocupado del análisis de este documento desde diversos aspectos. Sin embargo, en cuanto a la ubicación del monasterio y la extensión de su coto, principal objetivo de la donación del rey Silo, todos los autores han estado manifiestamente equivocados en sus comentarios y valoraciones, debido principalmente a su profundo desconocimiento de la toponimia local de esta comarca oriental de Galicia.

    Este documento, fechado el 23 de agosto del año 775, se atribuye al rey don Silo, quien gobernó Asturias desde 774 hasta 783. Forma parte de la Colección Diplomática de la Catedral de León, donde está archivado desde que esta región y jurisdicción eclesiástica cercana a la cuenca del Eo pasaron a depender de la sede episcopal de León durante el reinado de Ordoño I, quien donó esta área al obispo de León, Fruminio I, en el año 860: “…domnus Ordonius rex, huic loco sancto et patri domno Fruminio episcopo, per textum scripture concesit eccleisas que sunt inter Euue et Masma…”. Aunque el reinado de don Silo se caracterizó por una política pacifista con los musulmanes, a diferencia de otros reyes asturleoneses, no dudó en recorrer las tierras gallegas de manera belicosa. Se adentró en esta región hasta Castroverde, donde libró una dura batalla en Monte Cupeiro, conocido hoy como Montecubeiro, para someter a los nobles gallegos que se habían rebelado. El 23 de agosto del año 775, en su segundo año de reinado, el rey Silo firmó un documento de donación para promover la cristianización de la comarca oriental de Galicia. A través del abad de Esperautano, otorgó a los presbíteros Pedro, Avito y Valentín, a los conversos Alanti y Lubini, y a los monjes y anacoretas que residían allí, así como a futuros miembros que se unieran para vivir en comunidad monástica y rezar por el alma del donante, el cillero que poseía en el lugar de Lucis, entre los ríos Eo y Masma, y entre el Alesancia y el Mera, para que construyeran una Casa de Oración. El documento describe los límites del terreno donado con varios topónimos y concluye: “Ec omnia supra nominatum dono uobis Deo adque concedo, per nostrum fidelem fratrem Sperautane abatem, ut oretis pro mercedes anime mee in eclesia que ibi edificata fuerit.” Este documento, reproducido en el anexo de este trabajo, detalla el lugar de la Casa de Oración y los límites del territorio donado. Aunque los nombres en el pergamino no nos permiten determinar con exactitud los límites del coto, ya que algunos topónimos han cambiado con el tiempo, sí nos dan una idea aproximada y precisa de su extensión y forma. Este monasterio recibió el nombre de Esperautano porque la donación fue realizada a través del abad Sperauta, quien también firma el documento y actúa como mediador fiduciario ante los destinatarios. La única condición que el rey don Silo impuso a los monjes en la donación fue que rezaran por la salvación de su alma en la iglesia que allí construyeran.

    ¿Quién era este abad Sperauta, mencionado en el documento como intermediario fiduciario de la donación? Este nombre tiene una forma onomástica que, aparte de este documento del rey don Silo, no aparece en ningún otro documento de la antigua diplomática alto medieval sobre los monasterios asturleoneses. Algunos autores, basándose en el criterio de grandes especialistas en onomástica germana como Piel o Kremer, le atribuyen un origen germánico. Sin indicios que identifiquen a Sperautane como abad de algún monasterio conocido de esa época, algunos investigadores creen que probablemente sea el mismo abad de la comunidad de monjes o anacoretas que, según el documento silense, ya existía en el lugar de la donación y a quienes se refiere con la expresión “uel aliorum fratrum qui in ipso loco sunt”. Si, como indica el documento, ya había un número de religiosos en ese lugar, es lógico pensar que, como era costumbre y estaba estipulado por las órdenes monacales de entonces, esos monjes estuvieran dirigidos por un abad. Esto lleva a la conclusión de que el abad Sperautane no era otro que el que ya dirigía esa comunidad de monjes o anacoretas.


UNA AVENTURA POR LA HISTORIA DE UNA ÉPOCA LLENA DE LUCES Y SOMBRAS. Sabemos poco de ella. Solo tenemos el lugar y las pistas que nos dejó el Rey Silo para conocer a los protagonistas de esta hermosa historia y descubrir el verdadero tesoro, que sin duda es LA CULTURA.


Esos secretos se irán revelando poco a poco con la paciencia del que espera paseando por sus senderos y caminos, bebiendo de sus fuentes y deleitándose con la vista de los verdes valles que Silo recorrió innumerables veces, reconociendo sus lugares y a los personajes que nombró.


En definitiva, un viaje por los caminos iniciáticos del cristianismo. ¡Un viaje completo!