El punto de partida, para el entendimiento del tema ha de
encontrarse en la invasión bretona del siglo VI y la expansión del Monasterio
de Máximo. Estos bretones que acuden al norte de Galicia y Asturias e implantan
el monacato celta, desarrollan unas formas políticas, caracterizadas por una
cierta identificación entre el poder político y religioso. Algunos autores, han
justificado esta identificación del poder político y religioso, en la primitiva
estructura tribal celta y la importancia de los jefes religiosos o druidas en
la dirección del grupo. Sea como fuere, en los textos Ytacianos y los viejos
parroquiales, en la sede Britania figuraban las iglesias comprendidas desde
Buscas hasta Torrentes y de Occova hasta Theella. La sede Britonia en su
principio no fue una sede normal. No estaba vinculados sus priores, a palacio
ninguno que impusiera su autoridad un Obispo. En lugar de un Palacio un
Monasterio y en vez de un prelado un prior. El monasterio se llamó de Máximo y
con tal nombre fue celebre. El prior también era Obispo aun cuando ésta no
fuera circunstancia que se considerase imprescindible siempre que se le
acompañasen para sus decisiones y sus órdenes personas de piedad y saber... En
el año 461, a mediados del Siglo V, ya firmaba Mansuetus con su cargo en el
Concilio de Tours- Mansuettus. Y luego así, consta en sus actas como Episcopus
Britannorum.. Este obispo, se trataba de un bretón de la primitiva Armórica,
distintos de los que luego llegaron durante el siglo V y que antes nos hemos
referido. Las gentes que arribaron a Galicia de la Bretaña insular llegaron
bastante más tarde. La fecha que se supone anda por el quinientos treinta y
pico. El Códice Emilianesnse de la Crónica de Albelda aún cuenta entre las
sedes de Galicia la de Villania de Britonia. Más de tres siglos, por tanto,
tuvieron estos monjes de Britonia debajo de Ribadeo, junto al límite de
Asturias para predicar a Cristo y para ir estableciendo centro de perfección
Benedictina, en cualquier lugarcillo de sus campos asturianos y gallegos en que
se les brindará la ocasión. La popularidad maravillosa que alcanzaré estos
monjes, por esta vida dedicación, fue puesto en boca de Polanio abad del
Monasterio de Pedroso, quien proclamaba entonces la excelsa del Monasterio de
Máximo: “Acordaos, hermanos de estos monjes que son como los Angeles de Dios.
Un saco de nada más como vestido, pero llevan en sus hombros el Reino de los
Cielos en la tierra.
“Con la irrupción de
la regla de San Benito en todo el occidente europeo que viene a sistematizar la
organización de estos primitivos eremitorios celtas y tiende a sistematizar la
organización religiosa. En el Parroquiale suevo que ha sido objeto de estudios
críticos sobre su autenticidad tanto en este estudio suyo como en los de otros autores
ha quedado la siguiente noticia: Al monasterio de Máximo corresponde las
iglesias que hay en los grupos bretones y las que están en Asturias. Et que in
Asturias sunt. En el artículo de C. Cabal, Un nuevo punto de vista de la
fundación de la Cuidad, Oviedo Año XV Boletín del Instituto de Estudios
Asturianos en centenario de la Fundación de Oviedo), ha explicado este
extensión de la comunidad monástica bretona, en un acuerdo alcanzado entre las
comunidades Gallegas y Asturianas que resisten a la invasión musulmana. Al
parecer el Rey Silo en el trecho de Galicia en que se concentraba esta
comunidad monástica tenía importantes posesiones. También es en este periodo en
el que pasado el chaparrón de las primeras racias musulmanas esta comunidad
comienza a restaurar sus posiciones iniciales produciéndose una confrontación
de intereses que como veremos van a sustentar las bases del incipiente Reino
Asturiano.
Es el caso, que el Rey Silo acude a Galicia a someter a estas
poblaciones que quieren separarse del único poder político cohesionado
existente hasta entonces. La unidad religiosa en el pequeño reino que surgiera
sin más fuerza que sus cumbres contra las invasiones que amargaban desde las
tierras vencidas, era necesidad ineludible para la seguridad. De este modo
habiendo llegado Silo al monasterio de Máximo para organizar sus negocios
gallegos, siendo abad Esperautano, se presentaron los presbíteros Pedro Avito y
Valentino a los que acompañaban dos conversos uno Lubina y otro Aleuto que
debieron dejar aún hacía poco sus devociones paganas. En el curso de esta
negociación a cambio de su apoyo en tierras gallegas, Esperautano abad pidió a
don Silo que les concediera tierra en que poder fundar un monasterio y trabajar
en común. El monarca asturiano se la da y el mismo la localiza entre el Juve y
el de Massena citados. Y de su primer abad, Esperauta o Esperautano, que eran
tan la misma cosa como el Fromistano y Frómista de San Vicente de Oviedo el
mismo monasterio del que tomó el nombre. Los monjes que llenaban el Monasterio
de Máximo se cuenta que llegaba a tres mil. Y no cabe dudar de que don Silo,
los favorecía en sus planes, y de este modo a los cinco años de donar sus
tierras en las cercanias del Eo para la fundación por Esperautano, se procede a
la fundación de un nuevo monasterio; Adelgarter, que se dice hijo de Silo en
Obona, funda en el mismo Ovona otro Instituto de Monjes benedictinos. Fue el
780 cuando se realizó esta fundación Y sólo un año más tarde, en el año 781
aparece en Oviedo Fromestano con un puñado de monjes que ponen asimismo, los
cimientos de lo que fue la ciudad de Oviedo. Y de la labor inmensa que los
benedictinos realizaron en Asturias y Galicia, y que aún hoy tienen un
testimonio elocuente como es la advocación de tantísimo lugares a San Martín de
Tours, santo admirable que hicieron los monjes suyo, entre los que pueden citar
San Martín de Mondoñedo, San Martín de Durmió, San Martín de Pesoz y otra de
San Martín de Cornellana, existiendo también en Salas, también de San Martín; y
hubo otro San Martín de Siero y otro de San Martín lo hubo en Collera y otro se
asentó en Besulio y así como uno más en San Martín de Oscos. Los Patronos de
Iglesias que se le encomendaron a este santo fueron numerosísimas también.
Solamente entre el Miño y el Mondego se lo otorga o con mucho el primer rango
como patrono de iglesia y ni de aún cede su nombre en estos casos ante el de
Nuestra Señora. El autor anteriormente citado, quien seguimos en esta
exposición fundamenta en este acuerdo entre el poder político asturiano y estos
monjes bretones los pilares del incipiente asturiano y del desarrollo del
mismo. Las primeras manifestaciones monacales y, como ya decíamos, de las
incipientes feligresías, comenzarían a tomar cuerpo agrupando a los habitantes
en pequeñas comunidades.
Un misterio que sigue hoy en día sin resolver, es el lugar de
construcción del monasterio de Esperauta,, El abad al que el rey Silo otorgó
los terrenos y propiedades entre el Eo y el Masma, para que rezaran por su
alma aún se encuentra en la niebla del misterio. Silo conoce el lugar donado, describiéndolo con detalles propios del que ha
recorrido muchas veces los rincones, caminos y rios. Es una donación llena de
sentido práctico y de trascendencia. Importa y mucho como la población sigue
fiel a las enseñanzas y credos de la incipiente iglesia de la reconquista. La
obra de San Martin de Dumio (obispo de Braga) y de su discípulo San fructuoso
del Bierzo tendrían mucha importancia tanto en la creación y fundación de
monasterios como el asentamiento de las reglas monásticas de aquella época,
donde los cenobios eran de tipo familiar.
Así pues nos encontramos en la necesidad de asentar la
población y de reconducir las almas de sus habitantes muy ligados a los cultos
ancestrales celtas y precristianos.
Muchos son los misterios que envuelven esos oscuros años en
donde el monasterio de Esperauta tanto trabajó por la fe, fundando numerosas
iglesias y santuarios, Dada la importancia que tuvo que tener en esa época, es
extraño tener tan poca referencia escrita de la existencia del citado monasterio.
No queda edificio ni rastro alguno de los muros de la comunidad de monjes. Solo
algún vestigio en algún escrito citándolo y algún otro en piedra que quizás sea
revelador, y que en el futuro dará luz en un libro sobre los personajes que
envolvieron ese monasterio. Celtas, romanos, suevos, visigodos...han estado
presentes en el lugar dejándonos pistas de lo que buscamos. Silo solo nos ha
vuelto a recordar cual es verdadero tesoro con su diploma. LA CULTURA.
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