VAL DE SAN LORENZO.
Invitados por los siete sabios llegamos a Val de San Lorenzo, uno de los municipios de la Somoza, la antigua Submontia. Una de las características más significativas de esta localidad es la fabricación de paños, mantas y otras prendas elaboradas con lana virgen. Val de San Lorenzo es un municipio rico en historia y leyendas, donde las tradiciones populares y folclóricas propias de la región maragata se han mantenido vivas. Aún resuenan los relatos sobre una abuela que descendía del Teleno cada invierno, ataviada con una capa multicolor de lana. Además, existía una curiosa tradición en la que las personas acudían a un santón cuando alguien se extraviaba en el monte o en otro lugar. En tales ocasiones, el ermitaño instruía a las mujeres para que rezaran a fin de descubrir el paradero del desaparecido. Si durante la oración se cometía algún error en las palabras, esto indicaba que la persona podría estar en peligro. Cuantas más confusiones ocurrieran, mayor era el riesgo; y si no se producía ninguna, se consideraba que la persona aparecería eventualmente.
A lo lejos, vienen caminando un abuelo y su nieto, quienes parecen estar inmersos en una animada conversación. El joven le pregunta por qué en la iglesia del pequeño pueblo se encuentra la figura de San Antonio. El anciano le dedica una sonrisa antes de responder. San Antonio es considerado un santo guía y un benefactor. Sostiene al niño en sus brazos y se le recita una oración cuando alguien pierde algo y desea hallarlo de nuevo. Nos sentimos afortunados de tener su imagen bajo el reloj de Antonio Canseco, el mejor relojero de la región maragata. A ambos lados del santo y el niño, hay dos leones que protegen su reposo, representando simbólicamente el sol, el mundo y el ciclo de la existencia. También son un símbolo del oro, y del antiguo pueblo astur que observaba el cielo estrellado, en busca de signos para predecir las estaciones y el futuro.
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