domingo, 27 de diciembre de 2020

Sede Britoniense. Acuarela.


 

BRETONES EN HISPANIA.

Los bretones de Hispania fueron un grupo étnico de origen celto-británico que se estableció en el noroeste de la península ibérica durante los siglos V y VI. Su tierra natal, la provincia romana de Britania, se había vuelto cada vez más hostil debido a las invasiones de los pictos, los escotos y, especialmente, los invasores germánicos. Esto los obligó a huir y buscar una nueva patria más allá del mar. Los bretones hispanos se asentaron principalmente en Galicia y la zona occidental de Asturias, aunque también podrían haberse instalado en la región de la Somoza maragata y en el Bierzo leonés.


Se establecieron en las costas septentrionales de la península ibérica, donde fundaron un obispado, el de Britonia (actualmente Santa María de Bretoña, en Pastoriza), y un monasterio, el de Máximo (Basílica de San Martín de Mondoñedo, en Foz). Esta sede fue mencionada por primera vez en las actas del Concilio de Braga de 561, donde se cita la presencia de un obispo llamado Maliosus, y en los documentos del Concilio de Braga de 572, donde aparece el mismo obispo, cuyo nombre se transcribe como Maeloc o Mahiloc. Al parecer, dicho obispado se estructuraba siguiendo el modelo de las iglesias célticas de las Islas Británicas y Bretoña, con un obispo que también era abad.


sábado, 12 de diciembre de 2020

LANCIA. CAPITAL DE LOS ASTURES.

 











LANCIA. CIUDAD ASTUR Y ROMANA.
Lancia era la ciudad más importante de los astures y es considerada por algunos autores la capital de los mismos.
La vida del yacimiento antes de la época romana puede resumirse por los materiales aparecidos del Paleolítico Inferior, Neolítico Final y primeras fases de la Edad de los Metales, y Segunda Edad del Hierro.
Su ubicación explica la elección de este cerro por su fácil defensa, al encontrarse elevado sobre las llanuras aluviales de los valles de los ríos Esla (llamado Astura por los romanos) y Porma.
Ptolomeo la nombra como una más entre las ciudades de los astures y Plinio el Viejo menciona a los lancienses como pueblo dentro de los astures,).
Los astures, puesto su campamento junto al río Ástura, hubieran derrotado a los romanos con grandes proyectos y fuerzas de no haber sido éstos prevenidos y puestos sobre aviso. Intentando destruir por sorpresa a los tres legados, con sus tres legiones y divididos en tres campamentos, con tres frentes de ejército, fueron descubiertos por una traición. Después, Carisio, atacándolos, los venció en una batalla, produciéndose bastantes muertes en el lado romano. Parte de ellos (los astures), escapándose en la lucha, se fueron a refugiar a Lancia y, como los soldados preparasen incendiar la ciudad ya cercada previamente, el general Carisio pidió a los suyos que desistiesen de incendiarla y exigió a los bárbaros una entrega voluntaria. Con gran interés intentaba dejar la ciudad íntegra e incólume como testigo de la victoria.
Orosio, Hist., VI, 21, 9-10.
Estos astures, quizá pertenecientes a la tribu de los zoelas, acudirían en ayuda de los lancienses ante el hostigamiento de las tropas de Carisio. Su número debería ser lo suficientemente grande como para atreverse a lanzar un ataque a tres campamentos romanos. Seguramente descendían de las laderas del Teleno, monte sagrado para los habitantes de la zona. Sin embargo, la traición de los habitantes de Brigaecium, recién tomada por los romanos, hizo que estos astures zoelas fueran derrotados por los soldados de Publio Carisio.
Lancia siguió adelante durante el siglo I d.C., presumiblemente con los astures que no habían huido antes de la entrada de Carisio y que se sometieron finalmente a Roma. De hecho, a comienzos del siglo II d.C. se aprecia una mejora económica que seguramente tiene que ver con la obtención por parte de Lancia del título de municipium a finales del siglo anterior, durante la dinastía Flavia.
Su fertilidad constituía sin duda la base de la economía agropecuaria de la ciudad. Su superficie es llana pero con una prolongada inclinación desde el noroeste al suroeste. Se encuentra a 840 m, de media, sobre el nivel del mar. La superficie coincide con los restos de una terraza del río Esla de época Cuaternaria, correspondiente a un tercer nivel situada a +40 m. Su situación coincide con las coordenadas 5º25’47” de longitud Oeste y 42º31’45” de latitud Norte.
Grafito /papel y fotografías de la ciudad de Lancia. Villasabariego. León.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

MAGNO CLEMENTE MÁXIMO.


 

    Las leyendas medievales lo describen como uno de los primeros reyes británicos, considerado un héroe nacional en Gales y una de las inspiraciones para las leyendas del Rey Arturo. Este era el personaje que vivió en la Gallaecia y fue Emperador, Magno Clemente Máximo.

A finales del siglo IV, la época de esplendor y gloria de los césares del Imperio Romano había quedado atrás. Faltaba un siglo para que Roma alcanzara su ocaso. Nació en la familia aristocrática de los Flavios, siendo hijo del general romano Flavio Julio Eucherio, sobrino de Flavio Julio Honorio y primo del futuro emperador Teodosio, alrededor del año 340.

En 368, junto a su patronus y pariente Teodosio el Joven, marchó a Britania para participar en la campaña que rechazó una invasión de varios pueblos bárbaros, defendiendo el Muro de Adriano, la frontera norte, en lo que Amiano Marcelino llamó la “Conspiración Bárbara”. Allí cimentó gran parte de su prestigio personal al participar activamente en la campaña de manera destacada, aunque los detalles son desconocidos. Durante estos años, estableció fuertes lazos con la población britana y pasó a formar parte de la leyenda del Imperio al convertirse en soberano de Occidente.
La política religiosa de Máximo se caracterizó por una firme defensa del credo Niceno, establecido por el Concilio de Constantinopla en 381 d. C. El evento más notable de su política religiosa fue el proceso conocido como los Juicios de Tréveris contra los priscilianistas, que culminó con la ejecución del líder de la secta, Prisciliano, y algunos de sus seguidores. A pesar de esto, Máximo mantuvo buenas y estrechas relaciones con la Iglesia, y solo se le ha criticado su manejo del asunto priscilianista, especialmente por el clero galo. Su enfrentamiento más severo fue con Ambrosio de Milán, quien, además de censurar la ejecución de Prisciliano, defendía los intereses de Valentiniano II, emperador en Milán. Destacan las excelentes relaciones con Martín de Tours, quien lo visitaba con frecuencia, entre otros motivos, para interceder por Prisciliano y por aquellos que permanecían leales a Graciano, a quienes Máximo siempre trató con respeto, hasta el punto de compartir mesa con él y su esposa en numerosas ocasiones.

La política de Magno Máximo buscaba controlar todo el Occidente pero el plan fracasó debido a la oposición de la Corte de Milán y de Ambrosio. Teodosio no se unió a las pretensiones del usurpador, que solo lo fue al principio; ya que después del acuerdo de Verona en 384, se convirtió en usurpador al invadir Italia.
Según la “Historia de los reyes de Britania” de Godofredo de Monmouth, que es la base de muchas leyendas inglesas y galesas, Máximo fue rey de Britania. En el relato del “Mabinogion Breuddwyd Macsen” (El sueño de Macsen Wledig), se menciona que la esposa de Máximo era la hija de un poderoso jefe britano de Segontium, en la región de Caernarfon, en el norte de Gales, conocida como Elena de Caernarfon. A Máximo se le atribuye la colonización de Armórica, que llevó a cabo con los soldados que trajo desde Britania.
El destino de su familia es desconocido, aunque parece cierto que, además de su esposa e hijas, le sobrevivió su madre, quienes fueron perdonadas por Teodosio. Es probable que se pueda seguir el rastro de algunos de sus descendientes.
Su hijo y colega en el trono, Flavio Víctor, fue asesinado por el general Arbogastes poco después de su padre, por orden de Teodosio.
Su hermano Marcelino, que ya ocupaba un puesto importante durante el gobierno de Graciano, sirvió bajo las órdenes de su hermano y probablemente murió en alguna de las batallas libradas contra Teodosio.
Su hija Severa es conocida por una inscripción de la época altomedieval, procedente de Gales, llamada el Pilar de Eliseg, donde Severa aparece como la esposa de Vortigern, rey de los bretones. Sus descendientes dieron lugar a la dinastía Gwerthernion, que gobernaría el reino de Powys en Gales.
Otra de sus hijas, cuyo nombre es desconocido, fue esposa de Ennodius, procónsul de África en 395.
Su nieto, Petronio Máximo, fue otro emperador con un trágico final. Tras gobernar Roma durante 77 días, murió lapidado el 24 de mayo de 455. Entre otros posibles descendientes se encuentran Olibrio, quien fue emperador en 472, así como varios cónsules y obispos, como san Enodio, obispo de Pavía entre 514 y 521. Sin embargo, aparte de Marcelino, Flavio Víctor y un tal comes Víctor, que podría ser su tío, los demás nombres mencionados son solo suposiciones no completamente verificadas históricamente, aunque gran parte se basa en tradiciones posteriores. Otra leyenda afirma que san Ilidio de Clermont curó a una de sus hijas poseídas. Además, las leyendas medievales lo sitúan como uno de los primeros reyes británicos, considerado un héroe nacional en Gales y uno de los inspiradores de las leyendas del Rey Arturo.

LA LEYENDA

Alrededor del año 1135, Máximo ya era un personaje legendario, pero se volvió épico cuando Geoffrey de Monmouth publicó su “Historia de los Reyes de Britannia”, que sirvió de base para gran parte de las leyendas inglesas y galesas. En ella, se narra que un emperador romano fue rey de Britannia, ya que su esposa era la hija de un poderoso jefe britano. Se considera a Máximo ese emperador, aunque, al igual que las leyendas de Arturo, el personaje legendario podría combinar elementos de distintos personajes históricos. En esta obra, Arturo, al ser preguntado por qué Roma debería someterse a él, justificaba su derecho afirmando ser descendiente de Máximo y Elen.
Otra obra publicada 200 años antes que la anterior “Historia Brittonum” transforma la leyenda de Máximo, convirtiéndolo en uno de los fundadores de la historia galesa. Es considerado un héroe nacional de Gales, tanto que varios reyes medievales, al igual que Arturo, afirmaban ser sus descendientes. Así, un personaje de la Gallaecia llegó a ser Emperador de una de las mayores superpotencias de la historia y se convirtió en una figura legendaria, a la que incluso el Rey Arturo deseaba tener como pariente. Esta es la historia de un personaje legendario que fue Emperador: Magno Clemente Máximo.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Las fundaciones monásticas.


    La corona y la iglesia han caminado de la mano hasta casi el siglo XIX. Además de construir castillos o palacios, los reyes y reinas que gobernaron los reinos españoles también quisieron dejar su legado fundando monasterios y conventos
    
    Hoy en día, muchos de estos lugares siguen relacionados con el patrimonio real dentro de la red de patrimonio nacional que los gestiona, mientras que en otros solo queda el recuerdo. Visitar estos cenobios permite repasar la cronología de los reyes de la historia de España, destacando algunas de las fundaciones monásticas reales que se recogerán en el libro CULTURA, centradas en los monarcas que protagonizan esos fascinantes capítulos medievales. Es un paseo por el misterio que envolvieron la creación y desaparición de los monasterios primitivos, un viaje por la cultura de un país que estaba asentando su política social.

San Martin de Dumio.


 San Martín de Dumio:  Obispo de Braga y apóstol de los Suevos. 

    Un monje húngaro contemporáneo de San Benito, considerado el primer evangelizador de Galicia, llegó a la región en el año 550, comenzando su labor en Ourense. Se le atribuye la fundación de monasterios primitivos como San Pedro de Rocas, Francelos, Samos y Franqueira, entre otros. Fue el fundador del monasterio de Asís y nombrado obispo de Braga antes del año 570. Fue sepultado en el monasterio de Asís.


Dedicó su labor a evangelizar y combatir la herejía priscilianista. Desde su monasterio, que convirtió en un centro de difusión y cultura espiritual cristiana, sentó las bases para futuras reformas monásticas. Formuló el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Hombre de fe inquebrantable e incansable, sus doctrinas serían escuchadas por San Fructuoso.


Fueron tiempos de cambios y transformaciones, siglos en los que se asentaron las bases del actual sistema social, político y religioso de lo que posteriormente serían los reinos en la península ibérica. Personajes clave que cambiaron el rumbo de los acontecimientos, transformadores con una gran identidad y personalidad.


Es curioso observar que todas estas figuras habían nacido en familias acomodadas y cómo abandonaron los placeres para recoger el testigo del trabajo con una fe casi inquebrantable, transformando mentalidades y generando movimientos a nivel mundial. 


Posteriormente, sus ideas fueron observadas por numerosas iglesias y monasterios. Estos personajes son fundamentales para entender lo que ocurrió después en las tierras al oeste de Asturias. En el año 775, el rey Silo donó unos terrenos entre el Eo y el Masma a un grupo de clérigos y conversos a través de un abad. Este abad, llamado Esperautano, sin duda fue un seguidor de las reglas de San Fructuoso, discípulo de San Martín de Dumio.


Comprendiendo cómo vivían en esa orden, donde la austeridad era clave, podremos empezar a desentrañar sus secretos olvidados. El tiempo y el olvido son los llamados a investigar las claves de numerosas fundaciones de capillas e iglesias entre el Eo y el Masma. La fundación de un monasterio como instrumento de fe, para la salvación del alma del rey donante Silo, será objeto de estudio y arrojará luz sobre los oscuros acontecimientos de esa época. El famoso diploma nos guía hacia un fascinante mundo cultural de la alta Edad Media. El libro CULTURA irá revelando estos secretos con la sensibilidad de un observador atento al comportamiento humano de sus personajes.

Sin duda un fascinante viaje por el pasado al que vamos a ver mucho más cerca.!!! 

miércoles, 2 de diciembre de 2020

DIPLOMA DEL REY SILO.



 

El diploma del rey astur Silo, datado en en el 23 de agosto del 775, está considerado como el primer documento español conocido, concretamente el documento más antiguo de la cancillería altomedieval del reino Astur y, por tanto, el más antiguo conocido en la Península Ibérica. Es una donación real a unos monjes de propiedades en el este de Lugo, entre los ríos Eo y Masma, con el fin de que funden un monasterio. 

Silo. Acto importante y virtuoso es hacer donación de un lugar de residencia por la salvación de mi alma a los hermanos y siervos de de Dios Pedro, presbítero, Alante, converso, Lubino, converso, Avito, presbítero, Valentino, presbítero, demás hermanos que se encuentra en el mismo lugar, y a quien Dios allí llevare, porque esos siervos de Dios nos besaron los pies para que yo les donara un lugar de oración en nuestro cellario, que está entre el Eo y el Masma, entre el riachuelo Asanzas y el Meira; lugar llamado Lucis, que limita con la villa donde habitó nuestro colmenero Espasando, Piago Negro, junto al monte llamado Faro, Pedras Albas, la laguna hasta otra laguna y el mojón, la laja, el villar llamado de Desiderio, el arroyo llamado Alesancia, otro mojón que está hincado en el monte sobre Tablada, y la calzada que corta el límite hasta el lugar llamado Arcas y el arroyo llamado Gomeso, con todas sus entradas y salidas, dos castillos con todos los servicios que le son debidos, montes, helechales, construcciones en ruina que allí hay, y todo el ejido.

Todo lo arriba indicado dono y concedo a vosotros y a Dios por mediación de nuestro fiel hermano el abad Esperaután, para que oréis pro la salvación de mi alma en la iglesia que allí se edificare. Sea todo ello quitado de mi dominio, confiado y confirmado en el vuestro, y poseáis vosotros todo de modo firme e irrevocable vosotros. Y que, aquéllos a quienes Dios condujere a profesar en este santo lugar, lo reivindiquen [asistidos] por todo el derecho que les confiere mi oposición [al quebrantamiento de esta carta], tengan capacidad legal para reclamarlo judicialmente y lo defiendan de todo hombre.

Y si después de este día alguien pretendiere inquietarles por [la propiedad de] ese lugar y todo lo que está escrito, en primer lugar sea apartado de la sagrada comunión, quede expulsado de la comunidad cristiana y de la Santa Iglesia, júzguesele merecedor del castigo del traidor Judas, y alcáncele tal pena divina que todos cuantos la vean se atemoricen y cuantos la escuchen se estremezcan.


Hecha la carta de donación el día 23 de agosto de la era 813 [año 775]. 


Esta es una de las muchas traducciones del diploma de Silo. En muchos casos, son interpretaciones, ya que no está escrito en perfecto latín, sino en una evolución cercana al romance. En él, podemos apreciar varios aspectos destacados. Primero, no se observan rasgos de ostentación de poder; ni siquiera menciona que Silo fuera rey o gobernante, ni en la titulación ni en la posterior suscripción. Segundo, la brevedad del texto y el pequeño tamaño del documento para ser un escrito de cancillería sugieren que podría ser una copia realizada posteriormente para los monjes.


Su relato descriptivo, conciso pero preciso, se centra en los aspectos más significativos del lugar a donar. Parece que Silo conocía perfectamente la zona donada y la describe con detalle. Ríos, lagos, montes, vías, estructuras naturales (como el monte llamado Faro, el monte sobre Tablada, el lugar llamado Arcas, Pedras Albas) y construcciones antiguas (la calzada, otro mojón, la laja, el villar llamado de Desiderio, dos castillos, construcciones en ruina, la villa, nuestro celario) se reflejan en el diploma para delimitar el terreno. Además, conoce a los habitantes del lugar y los nombra (Desiderio, Espasando). Su celario (almacén) nos ofrece otra pista sobre la importancia que el lugar tenía en sus posesiones. El diploma, con aparente sencillez, recoge perfectamente las normas del derecho de la época. Para los redactores de los diplomas medievales, las fórmulas eran cruciales por su valor jurídico, hasta el punto de que la ausencia de alguna podía invalidar lo dispuesto en el diploma. Si hacemos un símil con la justicia actual, las fórmulas cumplirían una función similar a la de las partes protocolarias en las sentencias y resoluciones. Por lo tanto, eran imprescindibles dado el carácter jurídico de los diplomas medievales.


La estructura del texto es la siguiente: fórmulas de protocolo, del cuerpo del texto, del escatocolo, de la data y de la referencia al escriba.


El diploma ofrece muchas pistas en sus pocas líneas. Su resumen y precisión son evidentes, invitándonos a resolver el enigma de la ubicación del monasterio. Como se puede ver, no especifica el lugar donde los monjes debían construir el monasterio; esa indicación se la otorga al Abad Esperaruta, a quien se le hace la donación del coto. Silo continúa creando misterio y juegos de palabras, como en el caso de la piedra encontrada en Pravia (La piedra laberíntica del rey Silo), que han estudiado historiadores, filósofos, matemáticos, artistas, etc. El diploma encierra mucho más que una cesión de terrenos (pro anima) para la salvación del alma; guarda en silencio un mayor tesoro: LA CULTURA DE UNA ÉPOCA.

martes, 1 de diciembre de 2020

El Monasterio Esperautano,


 

    El punto de partida para entender el tema debe situarse en la invasión bretona del siglo VI y la expansión del Monasterio de Máximo. Estos bretones llegaron al norte de Galicia y Asturias, estableciendo el monacato celta y desarrollando formas políticas con una cierta identificación entre el poder político y religioso. Algunos autores han justificado esta identificación en la estructura tribal celta primitiva y la importancia de los jefes religiosos o druidas en la dirección del grupo. Sea como fuere, en los textos Ytacianos y los viejos parroquiales, la sede Britania incluía las iglesias desde Buscas hasta Torrentes y de Occova hasta Theella. Inicialmente, la sede Britonia no era una sede normal. Sus priores no estaban vinculados a ningún palacio que impusiera la autoridad de un obispo. En lugar de un palacio, había un monasterio, y en lugar de un prelado, un prior. El monasterio se llamó de Máximo y fue célebre con ese nombre. El prior también era obispo, aunque no siempre se consideraba imprescindible siempre que estuviera acompañado por personas piadosas y sabias para sus decisiones y órdenes. En el año 461, a mediados del siglo V, Mansuetus ya firmaba con su cargo en el Concilio de Tours como Mansuetus. Luego, consta en sus actas como Episcopus Britannorum. Este obispo era un bretón de la primitiva Armórica, diferente de los que llegaron posteriormente durante el siglo V, a los que nos hemos referido antes. Las personas que llegaron a Galicia desde la Bretaña insular lo hicieron mucho más tarde, alrededor del año 530. El Códice Emilianense de la Crónica de Albelda aún menciona a Villania de Britonia como una de las sedes de Galicia. Por lo tanto, estos monjes de Britonia estuvieron más de tres siglos bajo Ribadeo, cerca del límite de Asturias, para predicar a Cristo y establecer centros de perfección benedictina en cualquier rincón de sus campos asturianos y gallegos donde se les presentara la oportunidad. La increíble popularidad que alcanzaron estos monjes por su dedicación fue expresada por Polanio, abad del Monasterio de Pedroso, quien en ese momento proclamaba la excelencia del Monasterio de Máximo: “Recordad, hermanos, que estos monjes son como los ángeles de Dios. Visten solo un saco, pero llevan sobre sus hombros el Reino de los Cielos en la tierra”.


 


Con la llegada de la regla de San Benito en toda Europa occidental, se sistematiza la organización de estos primitivos eremitorios celtas y la organización religiosa. En el Parroquiale Suevo, objeto de estudios críticos sobre su autenticidad, se menciona: Al monasterio de Máximo corresponden las iglesias en los grupos bretones y en Asturias. Y que en Asturias están. En el artículo de C. Cabal, “Un nuevo punto de vista de la fundación de la Ciudad, Oviedo Año XV Boletín del Instituto de Estudios Asturianos en centenario de la Fundación de Oviedo”, se explica la expansión de la comunidad monástica bretona mediante un acuerdo entre las comunidades gallegas y asturianas que resisten la invasión musulmana. Al parecer, el Rey Silo poseía importantes tierras en la región de Galicia donde se concentraba esta comunidad monástica. También es en este periodo, tras las primeras incursiones musulmanas, cuando la comunidad comienza a recuperar sus posiciones iniciales, lo que lleva a una confrontación de intereses que, como veremos, sustentan las bases del incipiente Reino Astur.

 

    El Rey Silo viajó a Galicia para someter a las poblaciones que deseaban separarse del único poder político cohesionado existente hasta entonces. También la unidad religiosa en el pequeño reino que surgió con la fuerza de sus montañas contra las invasiones desde las tierras conquistadas, era una necesidad ineludible para la seguridad. Al llegar Silo a su coto en Lucis para organizar sus asuntos, siendo el abad elegido Esperauta, se presentaron los presbíteros Pedro Avito y Valentino, acompañados por dos conversos, Lubino y Aleuto, quienes abandonaron recientemente sus devociones paganas. Durante estas negociaciones, a cambio de su apoyo en tierras lucenses, el abad Esperautano pidió a don Silo que les concediera tierra para fundar un monasterio y trabajar en común. El monarca asturiano accedió y localizó la tierra entre el Juve y el de Massena (Eo y Masma), mencionados. El primer abad, Esperauta o Esperautano, forma que se utilizó igualmente con Fromistano y Frómista, el primer abad de San Vicente de Oviedo, el mismo monasterio del que tomó el nombre. Se cuenta que los monjes que habitaban el Monasterio de Máximo llegaron a ser tres mil. No cabe duda de que don Silo los favorecía en sus planes, y así, cinco años después de donar sus tierras cerca del Eo para la fundación por Esperautano, se procedió a la fundación de un nuevo monasterio. Adelgarter, que se dice hijo de Silo en Obona, fundó en el mismo Ovona otro instituto de monjes benedictinos. La fundación se realizó en el año 780, y solo un año después, en 781, Fromestano llegó a Oviedo con un grupo de monjes que establecieron los cimientos de la ciudad. Los benedictinos realizaron una labor inmensa en Asturias y Galicia, cuyo testimonio elocuente es la dedicación de numerosos lugares a San Martín de Tours, un santo admirado por los monjes. Entre estos lugares se encuentran San Martín de Mondoñedo, San Martín de Durmió, San Martín de Pesoz y San Martín de Cornellana. También existía un San Martín en Salas, otro en Siero, uno en Collera, otro en Besulio y otro en San Martín de Oscos. San Martín fue nombrado patrón de numerosas iglesias, especialmente entre el Miño y el Mondego, donde ocupa el primer lugar como patrón, solo superado por Nuestra Señora. Sin duda la colaboración entre el poder político astur y estos monjes de ascendencia bretona, fue fundamental para el inicio y desarrollo del reino Astur, agrupando a los habitantes en pequeñas comunidades.

    Un misterio que sigue hoy en día sin resolver, es el lugar de construcción del monasterio de Esperauta. El abad al que el rey Silo otorgó los terrenos y propiedades entre el Eo y el Masma, para que rezaran por su alma aún se encuentra en la niebla del misterio. Silo conoce el lugar donado, describiéndolo con detalles propios del que ha recorrido muchas veces los rincones, caminos y rios. Es una donación llena de sentido práctico y de trascendencia. Importa y mucho como la población sigue fiel a las enseñanzas y credos de la incipiente iglesia de la reconquista. La obra de San Martin de Dumio (obispo de Braga) y de su discípulo San fructuoso del Bierzo tendrían mucha importancia tanto en la creación y fundación de monasterios como el asentamiento de las reglas monásticas de aquella época, donde los cenobios eran de tipo familiar.

     Así pues nos encontramos en la necesidad de asentar la población y de reconducir las almas de sus habitantes muy ligados a los cultos ancestrales celtas y precristianos.

     Muchos son los misterios que envuelven esos oscuros años en donde el monasterio de Esperauta tanto trabajó por la fe, fundando numerosas iglesias y santuarios, Dada la importancia que tuvo que tener en esa época, es extraño tener tan poca referencia escrita de la existencia del citado monasterio. No queda edificio ni rastro alguno de los muros de la comunidad de monjes. Solo algún vestigio en algún escrito citándolo y algún otro en piedra que quizás sea revelador, y que en el futuro dará luz en un libro sobre los personajes que envolvieron ese monasterio. Celtas, romanos, suevos, visigodos...han estado presentes en el lugar dejándonos pistas de lo que buscamos. Silo solo nos ha vuelto a recordar cual es verdadero tesoro con su diploma. LA CULTURA.