lunes, 30 de noviembre de 2020

REY SILO.


 

 El Diploma del Rey Silo, no es solo el testigo evangelizador de un grupo de monjes entre rio Eo y el rio Masma .El diploma es mucho más que un simple escrito. En él se puede viajar por la época altomedieval vivir como vivieron sus habitantes. Solo hay que tener paciencia y sensibilidad para ponerse en el lugar de esos hombres y pensar como quizás ellos pensaron.

Todo un secreto que lleva siglos escrito y que nos muestra el camino para descubrirlo.

La primera noticia que se tiene de este diploma, perteneciente a la Colección Diplomática de la catedral de León, conocido como el Diploma Silonis regis, aparece en la primera edición de La España Sagrada, del P. Flórez, que se publica en el año 1764. Desde entonces han sido muchos los estudiosos que, por una razón o por otra, se han ocupado del estudio del citado documento desde sus muy distintos aspectos. Pero por lo que toca a la ubicación del monasterio y la extensión de su coto, principal objetivo de la donación del rey Silo, todos los autores han estado manifiestamente errados en sus desacertados comentarios y valoraciones, debido principalmente al profundo desconocimiento que tenían de la toponimia local de esta comarca oriental de Galicia.

 Se trata de un documento del 23 de agosto del año 775, atribuido al rey don Silo, que reinó en Asturias desde el año 774 al 783. Este documento forma parte de la Colección Diplomática de la Catedral de León, en donde se encuentra actualmente archivado, desde los tiempos en que esta comarca y jurisdicción eclesiástica próxima a la cuenca del Eo pasó a depender de la sede episcopal de León en tiempos de Ordoño I por donación de este rey, en el año 860, al obispo de León, Fruminio I: … domnus Ordonius rex, huic loco sancto et patri domno Fruminio episcopo, per textum scripture concesit eccleisas que sunt inter Euue et Masma…1 . Aunque el reinado de don Silo, al contrario de los otros reyes astur leoneses, se distinguió por su política pacifista con los musulmanes, no dudó en recorrer belicosamente las tierras gallegas, internándose en esta tierra hasta Castroverde, en donde libró una dura batalla en Monte Cupeiro, el actual Montecubeiro, para someter a los nobles gallegos que se habían proclamado en rebeldía. El 23 de agosto del año 775, segundo año de su reinado, y con el fin de acometer la cristianización de esta comarca oriental de Galicia, el rey Silo firmó un documento de donación por el que, por medio del abad de Esperautano, otorgaba a los presbíteros Pedro, Avito y Valentín y a los conversos Alanti y Lubini, así como también a los monjes y anacoretas que residían en dicho lugar y a aquellos otros que en lo sucesivo se les unieran para hacer allí vida monacal y pedir a Dios por el alma del donante, el cillero que el rey poseía en el lugar de lucis, entre los ríos Eo y Masma, y entre el Alesancia y el Mera, para que allí edificasen una Casa de Oración: …ut darem eis locum orationis in cellario nostro que est inter Iube et Masoma, inter ribulum Alesacia et Mera, locum que dicitur Lucis, determinatum. Y después de describir con diversos topónimos los límites del coto objeto de la donación, se añade en el documento: …Ec omnia supra nominatum dono uobis Deo adque concedo, per nostrum fidelem fratrem Sperautane abatem, ut oretis pro mercedes anime mee in eclesia que ibi edificata fuerit…. El documento citado, que se reproduce en el anexo de este trabajo, recoge, pues, el lugar de la Casa de Oración y los límites del territorio objeto de la donación. Y aunque los nombres contenidos en el pergamino no nos permitan fijar con total precisión los límites del coto por haber sido algunos topónimos sustituidos por otros a lo largo  del tiempo transcurrido desde entonces, nos permiten al menos hacernos una idea muy aproximada y certera de su extensión y contorno. Este monasterio recibió el nombre de Esperautano por haber sido hecha la donación por mediación del abad Sperauta, que también firma el citado documento, y que actúa como mediador fiduciario de esta donación ante los destinatarios. La única condición impuesta a los monjes en la donación por el rey don Silo fue que rogasen a Dios por la salvación de su alma en la iglesia que allí edificasen.

 Pero, ¿quién era este abad Sperauta, a quien el documento alude como intermediario fiduciario de la donación? Este nombre reviste una forma onomástica que, salvo en este documento del rey don Silo, no se ve repetida en ningún otro documento de la antigua diplomática alto medieval relativa a los monasterios asturleoneses. Algún autor, apoyado en el criterio de grandes especialistas en la onomástica germana, como Piel o Kremer, le atribuye un valor antroponímico de origen germánico2 . Ante la ausencia de indicios conducentes a identificar a Sperautane como abad de algún monasterio conocido de esa época, del que no se tiene noticia, la opinión más probable para algunos investigadores parece inclinarse por la posibilidad de que se trate del mismo abad de la comunidad de monjes o anacoretas que, según el documento silense, existía ya con anterioridad en el mismo lugar objeto de la donación y a los que se refiere el citado documento con la expresión “uel aliorum fratrum qui in ipso loco sunt”. Si, como se deduce del documento, existía ya un cierto número de religiosos en ese lugar, parece obvio que, como era costumbre y estaba ya estipulado por las órdenes monacales de entonces, esos monjes estuvieran dirigidos y presididos por un abad. Lo que parece conducir a la conclusión lógica de que el abad Sperautane no era otro que el que ya regía los destinos de esa comunidad de monjes o anacoretas allí instalada.

TODA UNA AVENTURA POR  LA HISTORIA  DE UNA ÉPOCA LLENA DE LUCES Y SOMBRAS. Lo que conocemos de ella es muy poco. Solo tenemos el el lugar y las pistas que nos regaló el Rey Silo, para ir conociendo a los protagonistas de tan bella historia para descubrir el verdadero tesoro que sin lugar a dudas es LA CULTURA. 

 Esos secretos se verán poco a poco desvelados con la paciencia del que espera paseando por sus sendas y caminos. Bebiendo de sus fuentes y deleitando  la vista con los verdes valles que Silo recorrió infinidad de veces. Reconociendo sus lugares y a los personajes que nombró.

En definitiva un viaje por los caminos iniciáticos de la cristiandad.

TODO UN VIAJE¡¡¡¡¡